"Lo que sé de Vera Candida" de Véronique Ovaldé cuenta la historia de tres mujeres, hija, madre y abuela, que habitan en una isla imaginaria del Caribe, Vatapuna, y que están condenadas a repetir un mismo destino: tener una hija y criarla ellas solas sin revelar nunca el nombre del padre.
Acabo de terminar la novela y solo puedo decir que me ha encantado. Seguramente si la recomendara con el entusiasmo que siento al recordarla podría defraudar a más de alguna persona, pero, en mi caso, he sentido esa emoción de cuando un libro te enreda y te va atrapando. Creo que me ha gustado por la sencillez y elegancia del estilo narrativo. Una novela concisa, sobria en las descripciones, salpicada de frases cortas y que nos envuelve con ese poder evocador que tienen las palabras bien entrelazadas. Nos encontramos ante una historia que se difumina entre la realidad y la magia de la ficción, pero que transmite en sus 252 páginas la fuerza y valentía de unas mujeres que sueñan con ser felices y buscan ese amor verdadero que las aleje de un destino a veces sórdido o violento que no dudan en esquivar.
y lo curioso es que a este ambiente que recuerda tanto las novelas del realismo mágico sudamericano nos transporta justo una escritora joven y además francesa, lo que según el artículo del País, se conoce como "posexotismo ... la nacionalidad no necesariamente suscribe un texto al espacio cultural y geográfico de sus autores, sino que extrae sus influencias de un cóctel de referencias".
Además he encontrado una reseña en este blog que describe muy bien lo que podemos esperar de esta novela.
..."Vera Candida... se acordó de lo que le decía su abuela, Rose Bustamante: En la vida real no siempre se comprende todo, no hay ninguna nota explicativa, tienes que arreglártelas para poner orden" (p. 129)
"Las vidas se transforman en trayectorias. Las oscilaciones, los titubeos, las elecciones fallidas, las decisiones familiares, el libre albedrío reducido como piel de zapa, los dos pasos adelante y tres atrás al final quedan borrados y sólo se ve el trazado de un cometa" (p. 199) |
"...y comprende que su abuela simplemente le ha enviado un fantasma, un viejísimo fantasma porque no ha conseguido o mandarle uno joven, tal vez porque los fantasmas jóvenes son más difíciles de montar, de construir, de fomentar, de convocar, de poner en el mundo, (¿cómo se dice tratándose de fantasmas?), quizá porque a Rose Bustamante ni le iba ni le venía la juventud y le parecía una buena broma que a Vera Candida la recibiera en Vatapuna una anciana fantasma" (p.240)
"No pensó en quemarlos, ese tipo de gesto no existe en la realidad, en la realidad olvidamos las cosas, las perdemos o las tiramos, no hacemos una hoguera con los pedazos de nuestra vida" (p. 249)
No hay comentarios:
Publicar un comentario