
Director: Doris Dörrie
Reparto: Elmar Wepper, Hannelore Elsner, Nadja Uhl, Maximilian Brückner, Birgit Minichmayr, Felix Eitner, Floriane Daniel
Es curioso comprobar cómo en las familias, a veces, la propia inercia de las relaciones, propicia el distanciamiento y la incomunicación. Los padres no conocen a los hijos y los hijos tampoco a sus padres. Pasa también entre la pareja. Las relaciones se van instalando en una rutina diaria, en la que los acontecimientos nos arrastran, y no solemos valorar lo cercano. Luego cuando los hijos se hacen mayores crean sus propias familias y la falta de tiempo o la distancia, e incluso el egoísmo, ahondan más en esa incomunicación con la familia de origen.
En la película se ve cómo, una vez más, la mujer es la que ha renunciado a todo por un marido que durante años ni siquiera la ha visto. Es después cuando ella muere cuando se da cuenta de todo él amor que ella había sentido por él.
Me gusta la historia y la forma de contarla. Como suele ser habitual, es la mujer la que se entera de que su marido está muy enfermo y va a morir. Intenta contárselo a sus hijos, compartir esa mala noticia, pero cada vez que lo intenta cuelga el teléfono, y al final decide guardarse la noticia para sí misma, sobrellevar ella sola esta nueva y dolorosa situación. Pero la película da un giro, y la sorpresa es que ella muera antes que él, que casualmente era el enfermo. Lo bueno es que el protagonista tiene tiempo de dar un giro a su vida, y se va a Japón, a ver el festival de los cerezos en flor y a visitar el monte Fuji, un viaje que siempre había deseado hacer su esposa. Es conmovedor ver entre su equipaje las ropas, collares, etc. de su mujer, y sobrecoge cuando se viste con la ropa de su mujer y va hacia el lugar donde están los cerezos en flor.
A su mujer Trudi, también le gustaba mucho el butoh.
Una vez más encontramos la incomprensión de su hijo, que ni le entiende, ni se preocupa por entenderlo, pero afortunadamente, encuentra una alidada. Es bonita la historia de amistad entre Rudi y la joven japonesa, Yu, que le ayuda y acompaña en lo que será su último viaje.
Durante varios días va a un parque donde conoció a Yu, una joven bailarina que conoce y practica el butoh. Según la wikipedia "el Butō es una reflexión del cuerpo sobre el cuerpo y el lugar que este ocupa en el Cosmos". Cuando Yu le pregunta a Rudi que dónde está su esposa él le responde que no sabe, pero Yu sí sabe que su madre, muerta hace una año está dentro de ella. Por ello practica esta danza llena de simbolismo y que puede unir a los vivos y a los muertos.
Recomendable. Trailer
Sobre la película: (Fuente: Canal de cine LaHiguera.net)
Sólo Trudi sabe que Rudi, su marido, sufre una enfermedad terminal. En sus manos está decírselo o no. El médico sugiere que hagan algo juntos, algo que deseaban hacer hace mucho tiempo... Trudi decide no contarle a su marido la gravedad de su enfermedad y seguir los consejos del médico. Convence a Rudi para que vayan a visitar a sus hijos y nietos a Berlín... Pero cuando llegan allí, se dan cuenta de que sus hijos están volcados en sus propias vidas y no tienen tiempo para ellos. Y de repente, Trudi muere. Rudi está desesperado y no sabe lo que hacer. A través de una amiga de su hija se entera de que el amor que sentía Trudi por él le había apartado de la vida que ella hubiese querido llevar. Empieza a verla con una mirada nueva y promete compensarla por haber desperdiciado su vida. Así que se embarca en un último viaje que le llevará a Tokio, que celebra el festival de los cerezos en flor, un canto a la belleza, la transitoriedad y a los nuevos comienzos...
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